En un mundo donde los hábitos de alimentación pasan de generación en generación, raramente cuestionamos los alimentos que consumimos a diario. ¿Pero y si te dijéramos que mucho de lo que consideramos "normal" en realidad puede ser bastante raro?
Vamos a tomarnos un momento para explorar por qué algunos alimentos que forman parte de las dietas no veganas pueden no ser tan normales como parecen.
El recubrimiento de las salchichas está hecho de intestinos de cerdo, y el relleno es carne y grasa de cerdo molidas. La mayoría de nosotros no pensamos mucho en las diferentes partes del animal que están ocultas en cosas como salchichas, hamburguesas y nuggets. ¿Podría parecernos un poco raro darnos cuenta de que estamos comiendo animales que tienen las mismas partes del cuerpo que nosotros?
Somos el único animal que nunca se desteta y sigue bebiendo leche en la vida adulta, y el único que bebe leche de otra especie. Por si esto no fuera lo suficientemente perturbador, además quitamos a los terneros la leche que es su alimento natural, separándolos de sus madres a las pocas horas de nacer para que la leche de la vaca pueda ser embotellada y comercializada para nuestro consumo.
La cría selectiva de pollos por parte de la industria ganadera ha producido razas de aves que crecen mucho más y mucho más rápido de lo que lo harían de forma natural. Esto provoca un sufrimiento enorme para miles de millones de pollos cada año. Muchos no pueden tenerse en pie después de solo un par de semanas de vida, y a menudo tienen dificultades respiratorias, ya que sus pulmones quedan aplastados por el peso de sus cuerpos gigantescos. Son transportados hacia el matadero cuando apenas tienen 5 o 6 semanas de edad, siendo aún apenas pequeños pollitos.
Cada año, el mundo pierde alrededor de 5 millones de hectáreas de bosque, y el 95 % ocurre en los trópicos. La expansión de la ganadería es responsable de aproximadamente el 41 % de la deforestación tropical. Esto equivale a 2.1 millones de hectáreas cada año, aproximadamente la mitad del tamaño de los Países Bajos.
La producción conjunta de soya y palma supone otro 18% de la deforestación tropical, ya que más de tres cuartas partes de la soya y una gran proporción de la palma se utilizan en la alimentación animal, principalmente para pollos y cerdos.
La cría selectiva de pollos por parte de la industria ha producido razas de aves que crecen mucho más y mucho más rápido de lo que lo harían de forma natural, alcanzando el peso con el que son enviados al matadero a las 5 o 6 semanas de edad, siendo aún apenas unos pollitos.
Algo parecido ocurre con los cerdos, aunque de forma algo menos extrema. Son separados de sus madres a las 4-6 semanas de edad (mucho antes de lo natural) y hasta que cumplan seis meses serán engordados en corrales interiores hacinados antes del sacrificio.
Según investigadores de la Universidad de Oxford, la carne, el pescado de piscifactorías, los huevos y los lácteos utilizan alrededor del 83 % de la tierra cultivable del mundo y contribuyen con un 56-58 % de las emisiones del sistema alimentario, a pesar de proporcionar solo el 37 % de nuestra proteína y el 18 % de nuestras calorías. Calcularon que incluso los productos animales de menor impacto superan el impacto promedio de las proteínas vegetales en términos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), eutrofización y acidificación de las vías fluviales, y uso de la tierra. Concluyeron que pasar de las dietas actuales basadas en animales a una dieta que excluya productos de origen animal tiene un potencial transformador, al reducir el uso de tierra para alimentación en 3.1 mil millones de hectáreas (una reducción del 76 %); las emisiones de GEI de alimentos en 6.6 mil millones de toneladas métricas de CO₂ equivalente (una reducción del 49 %); la acidificación en un 50 % y la eutrofización en un 49 %. Además de la reducción en las emisiones anuales de GEI procedentes de la producción de alimentos, las tierras que ya no se requerirían para la producción de alimentos podrían eliminar alrededor de 8.1 mil millones de toneladas métricas de CO₂ de la atmósfera cada año durante 100 años a medida que la vegetación natural se restablezca y el carbono del suelo se vuelva a acumular.
La resistencia a los antibióticos es una gran amenaza para la salud humana y ha sido identificada por la Organización Mundial de la Salud como uno de los desafíos de salud más importantes del siglo XXI. El uso excesivo de antibióticos en la ganadería contribuye al aumento de la resistencia a los antibióticos. En los sistemas de producción intensiva, los antibióticos se utilizan rutinariamente para prevenir y tratar infecciones, y también pueden añadirse al alimento de los animales para promover el crecimiento. Estudios estiman que el 73 % de todos los antibióticos vendidos a nivel mundial se usan en animales criados para consumo.
Décadas de investigación sobre los cerdos han demostrado que son seres altamente inteligentes. En ensayos clínicos, se ha mostrado que pueden tener pensamiento abstracto, usar herramientas, reconocer sus propios nombres, soñar y seguir órdenes. Otras pruebas han evidenciado que los cerdos pueden jugar videojuegos e incluso diferenciar entre dibujos que hicieron ellos mismos y el “arte” hecho por otros cerdos.
Las investigaciones muestran que los cerdos son al menos tan inteligentes como los perros y, en muchos casos, incluso los superan en pruebas de cognición, memoria y otras medidas de inteligencia. Por ejemplo, no solo se les puede enseñar a buscar objetos como a los perros, sino que también pueden diferenciar entre objetos (por ejemplo, una pelota frente a un frisbee o plato volador).
Tristemente, la mayoría están ocultos dentro de las granjas industriales. Cada día, se matan más de 202 millones de pollos para carne. ¡Eso son 140.000 pollos cada minuto! La mayoría de los pollos son sacrificados a las 6 semanas de edad, lo que significa que en cualquier momento hay alrededor de 27.8 billones de pollos vivos, pero solo unos 8 mil millones de humanos. Sin embargo, vemos a muchos humanos cada vez que salimos de nuestra casa, pero rara vez vemos pollos. ¿Por qué?
La triste respuesta es que la mayoría de los pollos matados para carne pasan sus cortas vidas encerrados dentro de galpones, junto 50.000 o más aves, en granjas industriales. Su única escapatoria es el transporte en camiones hacia el matadero. Investigadores de la Universidad de Oxford estiman que entre el 74 y el 90% de todos los pollos criados a nivel mundial provienen de granjas industriales, y los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos muestran que en EE. UU. esta cifra es del 98%.
Debido al tamaño de los pavos machos criados para consumo, es difícil para el macho acercarse lo suficiente a la hembra sin hacerle daño, ya que ella es mucho más pequeña y ligera. La consecuencia es que la mayoría de la reproducción se lleva a cabo mediante inseminación artificial.
Algunas razas de vacas criadas para carne han sido seleccionadas para ser más musculosas, con el fin de aumentar la cantidad de carne que producen. La combinación de terneros que crecen mucho durante el embarazo y madres con canales pélvicos estrechos puede resultar en problemas durante el parto. En algunos casos, puede ser necesario realizar varias cesáreas para permitir el parto.
La mayoría de las vacas criadas para la producción de leche son inseminadas artificialmente dentro de los tres meses posteriores al parto para garantizar que produzcan un ternero al año y mantener alta la producción de leche.
La inseminación artificial también es ahora el método predominante para dejar embarazadas a las cerdas en las granjas de todo el mundo.
Aunque no existe una fuente de datos actualizada regularmente que siga las condiciones de las granjas y el número de animales que se crían en granjas industriales, varias organizaciones han utilizado datos publicados para estimar estas cifras.
Utilizando datos publicados por el Censo de Agricultura del USDA y la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU., se estima que el 99% de los animales criados en los EE. UU. eran de granjas industriales en 2017. Eso fueron 10 mil millones de animales. Más que la población humana global.
Las cifras globales son más difíciles de encontrar, pero con base en los mejores datos disponibles, se estima que el 75% de los animales terrestres criados (excluyendo los peces de piscifactorías y otros animales acuáticos) provienen de granjas industriales. La mayoría de los peces criados en el mundo se crían en condiciones tipo industrial, por lo que el total de todos los animales criados sería aún mayor.
El salmón y la trucha son peces carnívoros, y en las piscifactorías se les alimenta con una dieta que contiene peces capturados en la naturaleza. Se necesita mucho más de 1 kg de peces salvajes para producir 1 kg de peces de piscifactoría. El noventa por ciento de estos peces salvajes, como las anchoas, el jurel y las sardinas, podrían ser consumidos directamente por las personas. Esto significa una pérdida neta de alimentos comestibles para los humanos cuando estos peces se destinan a la alimentación de los peces de piscifactoría.
Muchos tipos de carne y productos lácteos son ricos en grasas saturadas, lo que puede elevar el riesgo de colesterol, enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2. Las carnes procesadas, como el embutido, el tocino y las salchichas, también suelen tener altos niveles de sal y otros aditivos vinculados con enfermedades cardíacas y cáncer.
Varios estudios epidemiológicos (estudios de grandes grupos de personas) han encontrado que aquellos que siguen una dieta basada en vegetales, rica en verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos, tienen un riesgo significativamente menor de desarrollar enfermedades cardíacas que aquellos que siguen dietas no basadas en vegetales. Otros estudios han encontrado que un mayor consumo de alimentos vegetales nutritivos está vinculado a un menor riesgo de cáncer de mama, formas agresivas de cáncer de próstata y cánceres del sistema digestivo, incluidos los cánceres de páncreas, colon y recto. De manera similar, varios estudios han demostrado que las personas que siguen este tipo de dieta vegetal saludable tienen un riesgo reducido de desarrollar diabetes tipo 2 (un 34 % de menor riesgo en un estudio importante) en comparación con aquellos que siguen dietas vegetales no saludables.
Cuando empiezas a cuestionar estas normas sobre la comida, te das cuenta que lo que hemos sido condicionados para aceptar como normal es, de hecho, bastante raro. Eligiendo un estilo de vida vegano, no solo estás dejando atrás estas extrañas prácticas, sino que estás haciendo toda una declaración de compasión, sostenibilidad, y salud.
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