El pollo se ha promocionado durante mucho tiempo como una alternativa ecológica al vacuno o al cerdo, pero en realidad la cría moderna de pollos tiene un impacto perjudicial en el medio ambiente. En Estados Unidos, por ejemplo, la cría de pollos se ha industrializado rápidamente en las últimas décadas para satisfacer la creciente demanda de carne barata, y ahora somos testigos de las graves consecuencias de este sistema. Y países de Latinoamérica, lamentablemente también se han sumado a esta tendencia.
Según los informes de EPA, los derrames procedentes de zonas con estiércol y residuos de gallinas contaminan tanto las aguas superficiales como las subterráneas, que son fuentes de agua potable. La proliferación de algas puede provocar un mayor crecimiento del microbio Pfiesteria piscicida, que enferma tanto a animales como a seres humanos cuando está presente en el agua potable. El nitrógeno del estiércol de pollo se convierte rápidamente en nitrato y, en consecuencia, los altos niveles de nitrato en el agua potable provocan el “síndrome del bebé azul” (metahemoglobinemia), que puede ser mortal. No sólo eso, sino que el tratamiento convencional del agua no elimina el exceso de nitrato y requiere un tratamiento especial más caro1.
¿Por qué tantos ríos y fuentes de agua de Estados Unidos, y otros lugares del mundo también, se dirigen hacia el colapso ecológico y qué papel desempeña la cría de pollos y huevos en su desaparición?
¿Cómo contamina la cría de pollos?
Los pollos son el animal terrestre más criado en todo el mundo y sólo en Estados Unidos se sacrifican más de 8.000 millones de pollos al año2. Según datos de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, ODEPA, la producción de carnes en Chile es liderada por la de aves. Solo en 2023, más de 2 millones gallinas fueron sacrificadas para consumo humano. En Argentina, 740.461 cabezas de este tipo de aves fueron faenadas durante 2023, según datos abiertos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, del Ministerio de Economía de Argentina; en tanto, en México, según detalla un artículo de AviNews durante 2023, “el consumo de carne de pollo alcanzó un máximo histórico de 4 millones 877 mil toneladas, cifra 4,3% superior con respecto al mismo período del año anterior, siendo la carne preferida por la población de este país al registrar el mayor aumento absoluto”.
Las instalaciones a gran escala permiten criar razas de crecimiento rápido por decenas de miles, un sistema económicamente eficiente que permite a las granjas satisfacer la elevada demanda de pollo a un precio asequible para el consumidor.
Sin embargo, la cría de animales de esta forma tiene un coste mucho mayor, que no se refleja en el envase. Todos hemos oído hablar de los gases de vaca que provocan emisiones de metano, pero las cacas de pollo también perjudican al medio ambiente. La gallinaza -estiércol de gallinas y pollos- contiene fosfatos, que son importantes para fertilizar la tierra, pero se convierten en contaminantes peligrosos cuando no pueden ser absorbidos por la tierra y entran en ríos y arroyos a niveles tan altos. El exceso de fosfatos provoca la proliferación de algas mortales que bloquean la luz solar y privan a los ríos de oxígeno, lo que acaba perjudicando a otras plantas y poblaciones animales como peces, anguilas, nutrias y aves.
Algunas instalaciones intensivas albergan hasta 40.000 pollos en un solo cobertizo, y tienen docenas de cobertizos en una misma granja, y los derrames de sus residuos llega a los ríos, arroyos y aguas subterráneas cercanos cuando no se elimina adecuadamente. Los fallos de planificación, las lagunas normativas y la falta de aplicación de la legislación han permitido que esta contaminación siga sin control durante demasiado tiempo.
Contaminación del río Pearl en Estados Unidos
La devastación ecológica causada por las granjas de pollos y huevos puede verse en el río Pearl, que fluye a lo largo de 444 millas desde Mississippi hasta Luisiana. La cuenca del río Pearl es el cuarto condado productor de aves de corral de Estados Unidos y el mayor del estado de Misisipi3. Según el Análisis Nacional del Inventario de Emisiones Tóxicas (TRI) de la EPA, en 2019 se vertieron 4,5 millones de libras de productos químicos tóxicos en el río Pearl4. La gran mayoría de estos residuos tóxicos llegaron en forma de nitratos de 3 empresas de procesamiento de aves de corral: Tyson Foods, Sanderson Farms y Peco Foods y, en el caso del río Pearl, las granjas avícolas fueron identificadas como fuentes puntuales de exceso de arsénico y nitratos5.
Los antibióticos utilizados en la producción avícola también están muy extendidos en la zona del estuario del río Pearl. La exposición constante y prolongada a productos farmacéuticos, incluso en bajas concentraciones, puede afectar negativamente a la salud humana. A corto plazo, los antibióticos pueden causar reacciones alérgicas como erupciones cutáneas, dificultad para respirar y, en algunos casos extremos, choque anafiláctico6. De hecho, un estudio de Teh y Rigg (1992) informó de un caso de desarrollo de alergia a la penicilina después de consumir carne de pollo7. Otro estudio de Baynes et al. (2016) también indicó el riesgo de reacciones alérgicas después de comer carne que contenía antibióticos penicilina8.
La exposición a largo plazo a los antibióticos puede tener efectos cancerígenos y teratogénicos; también puede perjudicar la fertilidad e inducir resistencia a los antibióticos, que es, por desgracia, la mayor amenaza para la salud humana derivada de la presencia de antibióticos en los alimentos, según la Organización Mundial de la Salud9 10. Se cree que las granjas de pollos son grandes emisoras de cepas resistentes a los antibióticos. Una de las cepas resistentes a los antibióticos más frecuentemente aisladas de la carne de pollo es la Salmonella11.
La cantidad de contaminantes del Inventario de Emisiones Tóxicas que entran en la cuenca del río Pearl ha aumentado un 47 % desde 2015 y las plantas de Tyson Farms en Carthage y Forest, MS -Tyson es el mayor proveedor de aves de corral de Estados Unidos- contribuyeron con más de 2,4 millones de libras de compuestos tóxicos de nitrato a la cuenca del río Pearl en 201912.
¿Es mejor comer gallinas de campo?
Comer pollo y huevos de gallinas camperas no es necesariamente mejor para el medio ambiente. Las granjas de huevos de gallinas camperas han estado directamente implicadas en la destrucción de muchas fuentes de agua porque las gallinas criadas por sus huevos siguen siendo criadas en grandes cantidades, y las gallinas defecan directamente en los campos, creando enormes cantidades de residuos.
Una investigación de la Union of Concerned Scientists (UCS, por sus siglas en inglés) descubrió que las plantas de procesamiento de carne y aves de Tyson Foods liberaron más de 371,1 millones de libras de contaminantes en las vías fluviales locales de todo el país entre 2018 y 202213. Debido al gran tamaño de Tyson como megacorporación, empresas como estas pueden permitirse rutinariamente ignorar las leyes y reglamentos relativos al control ambiental y el bienestar animal. Las multas y sanciones por sus acciones se pagan sin dolor y aparentemente se tratan como un coste más del negocio.
La UCS insta a la EPA a imponer limitaciones más estrictas a los vertidos de aguas residuales a los cursos de agua. La EPA ha propuesto modificar su normativa sobre vertidos para imponer limitaciones más estrictas a la contaminación por nitrógeno y poner límites al fósforo por primera vez. Los investigadores también abogan por modificar la Ley Agrícola, que, según los críticos, paga a la industria agrícola para que contamine y permite a grandes empresas como Tyson monopolizar el sector14.
Entonces, ¿cuál es la solución?
Los actuales sistemas de cría intensiva se centran en producir pollo artificialmente barato y hacerlo a costa del medio ambiente. Incluso los métodos de cría al aire libre no son tan respetuosos con el medio ambiente como se hace creer a los consumidores.
Las medidas a corto plazo incluyen una mejor aplicación de la normativa actual y la prohibición de abrir nuevas unidades intensivas, pero hay que abordar el sistema de producción de alimentos en su conjunto. No cabe duda de que es necesario abandonar la cría intensiva de razas de crecimiento rápido, y algunos activistas han abogado por un enfoque “menos pero mejor”, es decir, criar razas de crecimiento lento en menor número para producir carne de mejor calidad.
Sin embargo, creemos que es necesario que la sociedad abandone por completo el consumo de pollo, huevos y otros productos animales para reducir la demanda de estos alimentos. Para combatir la crisis climática, debe darse prioridad a los sistemas alimentarios basados en plantas, con un mayor apoyo a los agricultores para que adopten prácticas sostenibles. Dejando de lado a los animales y optando por alternativas vegetales, todos podemos contribuir a que estos cambios se hagan realidad.
Referencias:
- Blue, Marie-Luise. “Ecological Impact of Chicken Farming” sciencing.com, https://sciencing.com/ecological-impact-chicken-farming-5005.html. 28 de abril, 2024.
- 2024 U.S. animal kill clock. Animal Clock. (n.d.). https://animalclock.org/
- Mississippi Department of Environmental Quality, Citizen’s Guide to the Water Quality in the Pearly River Basin. Mississippi Department of Environmental Quality. Obtenido en abril de 2024, del sitio https://www.mdeq.ms.gov/.
- Waterkeeper Alliance. (2022, 21 de febrero). What’s in our water. Pearl Riverkeeper. https://www.pearlriverkeeper.com/blog/whats-in-our-water9394600
- Goran Gržinić, Agnieszka Piotrowicz-Cieślak, Agnieszka Klimkowicz-Pawlas, Rafał L. Górny, Anna Ławniczek-Wałczyk, Lidia Piechowicz, Ewa Olkowska, Marta Potrykus, Maciej Tankiewicz, Magdalena Krupka, Grzegorz Siebielec, Lidia Wolska, Intensive poultry farming: A review of the impact on the environment and human health, Science of The Total Environment, Volume 858, Part 3, 2023, 160014, ISSN 0048-9697, https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2022.160014.(https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969722071145)
- R. Kyuchukova Antibiotic residues and human health hazard – review Bulgarian J. Agric. Sci., 26 (2020), pp. 664-668
- W.L. Teh, A.S. Rigg, Possible penicillin allergy after eating chicken, The Lancet, Volume 339, Issue 8793, 1992, Page 620, ISSN 0140-6736, https://doi.org/10.1016/0140-6736(92)90910-U (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/014067369290910U)
- Ronald E. Baynes, Keith Dedonder, Lindsey Kissell, Danielle Mzyk, Tara Marmulak, Geof Smith, Lisa Tell, Ronette Gehring, Jennifer Davis, Jim E. Riviere, Health concerns and management of select veterinary drug residues, Food and Chemical Toxicology, Volume 88, 2016, Pages 112-122, ISSN 0278-6915, https://doi.org/10.1016/j.fct.2015.12.020. (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0278691515301290)
- Kyuchukova, Ralica. “Antibiotic residues and human health hazard-review.” Bulgarian Journal of Agricultural Science 26.3 (2020).
- World Health Organization. “Fact Sheets: Antimicrobial Resistance. 2021.” (2021).
- Gelband, H., Miller, Petrie, M., Pant, S., Gandra, S., Levinson, J., Barter, D., … & Laxminarayan, R. (2015). The state of the world’s antibiotics 2015. Wound healing southern africa, 8(2), 30-34.
- United States, EPA. 2019 EPA Toxic Release Inventory National Analysis , Environmental Protection Agency, 2019.
- “Tyson Foods Meat Processing Plants Released Millions of Pounds of Pollutants in Local Waterways, According to New Analysis.” Edited by Kyle Ann Sebastian, Union of Concerned Scientists, 29 de abril, 2024, www.ucsusa.org/.
- Read, Zoë. “Tyson Foods Chicken Plants Pollutes Waterways with Millions of Pounds of Pollutants, Report Says.” WHYY, WHYY, 30 de abril, 2024, whyy.org/articles/tyson-chicken-pollution-waterways-nitrogen-phosphorus/.