La realidad de langostas y cangrejos

Si hablamos de animales marinos que son víctimas de la explotación para el consumo humano, existen varias especies que son relegadas a un segundo plano, ya sea por que su consumo no es tan masivo versus el de los peces, o porque existe desinformación respecto a las crueles prácticas que sufren a manos de la industria pesquera.

Hablamos de las langostas y los cangrejos, animales increíbles que llevan millones de años habitando nuestro planeta y que son amenazados por la actividad humana. Solo en Estados Unidos se consumen alrededor de 20 millones de langostas al año, mientras que en el caso de los cangrejos, se calcula que 1,4 millones de toneladas de su carne se consumen cada año en el mundo. Es importante aprender sobre estas maravillosas criaturas para entender porque debemos dejarlas fuera de nuestro plato.

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Langostas

Las langostas son animales muy sensibles, y aunque sus sentidos del olfato y la visión no están muy desarrollados, tienen un tacto increíble gracias a miles de antenas microscópicas que recubren su caparazón. Además, son capaces de detectar cambios de temperatura de hasta un grado y son increíbles navegantes de los océanos, siendo capaces de viajar cerca de 160 km cada año para encontrar un lugar seguro para depositar sus huevos.

Por el contrario a lo que podríamos pensar, las langostas no solo utilizan sus tenazas para defenderse, sino que las utilizan como verdaderas manos que les permite manipular alimento y maniobrar en el agua. Y al igual que los humanos, las langostas pueden ser diestras, zurdas o ambidiestras.

Y si esto no fuera lo suficientemente sorprendente, resulta que las langostas no experimentan el envejecimiento como lo hacen los humanos, y aunque la mayoría de las langostas que mueren para el consumo humano tienen entre 5 y 7 años con un peso menor a un kilo, en la naturaleza las langostas pueden vivir hasta más de 100 años. Y en el caso de sus células –las nuestras se deterioran a medida que envejecemos– estas son ”biológicamente inmortales” lo que significa que una langosta centenaria tiene el mismo vigor y energía que un ejemplar joven.

A diferencia de muchos otros animales que son criados y asesinados para el consumo humano, las langostas son uno de los pocos que se pueden comprar vivos, solo para morir mientras son hervidos en aguas a altas temperaturas. Además, su carne se ha convertido en un elemento común del mundo gastronómico, con restaurantes de todo el mundo contribuyendo a su explotación, con las langostas sufriendo estrés mientras esperan su turno para morir dentro de diminutos tanques.

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Cangrejos

Quizás alguna vez has estado en la playa o en roqueríos y has podido ver a los cangrejos en su día a día, pero la verdad es que estos crustáceos son animales complejos y sociales. Las madres cangrejos protegen y siguen alimentando a sus bebés por varios meses después de que nacen y se preocupan de mantener la limpieza en sus guaridas, filtrando el agua y eliminando residuos.

Los cangrejos tienen muy desarrollados sus sentidos de la vista, el gusto y el olfato pero también son capaces de detectar el peligro y aprender de su entorno. En un experimento, los científicos tapaban la luz para imitar la sombra que emitirían depredadores como las gaviotas, lo que hacía que los cangrejos buscaran refugios. Eventualmente, cuando los cangrejos se dieron cuenta que esas sombras no eran una señal de peligro, dejaban de ocultarse.

Antes de llegar a un plato, y después de ser capturados –muchas veces en trampas de agua superficial que también atrapan a otros animales como aves y otros peces– los cangrejos son hacinados en contenedores donde sufren heridas, pierden extremidades y entran en combate, producto del estrés, con otros cangrejos.

¿Estos animales sienten dolor?

Por mucho tiempo la comunidad científica relacionaba la posibilidad de sentir dolor con la neocorteza, una capa de la corteza cerebral que no está presente en invertebrados como las langostas y los cangrejos. Sin embargo, un estudio realizado por investigadores del London School of Economics and Political Science, descubrió que pulpos, langostas y cangrejos si son seres sintientes y son capaces de experimentar dolor.

Los científicos identificaron 8 marcadores que se pueden resumir en:

  • La capacidad de aprendizaje
  • La posesión de receptores del dolor
  • Las conexiones entre los receptores del dolor y ciertas regiones del cerebro 
  • El equilibrio entre la amenaza y la oportunidad de recompensa 
  • La protección contra las lesiones o amenazas
  • La respuesta a los anestésicos o analgésicos y los comportamientos 

Los pulpos dieron positivo a los todos los indicadores, mientras que los cangrejos y langostas a cinco. Las langostas y cangrejos pueden tener experiencias como dolor, angustia o daño y tienen un comportamiento autoprotector, por ejemplo, cuidan de sus heridas y se asean.

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