Hay mucha gente que piensa que al comprar cuero se utilizar todo el animal y se reducen los deshechos de la industria cárnica. Sin embargo, el cuero no es tanto un producto derivado como una parte rentable de la industria. Comprar cuero es apoyar la industria cárnica, por lo que se le aplican los mismos principios y cuestiones éticas y medio ambientales.
La gran parte del cuero más suave proviene de terneros nonatos o neonatos, como los que se sacrifican como lechales. La mayoría de los animales que se dedican para producir cuero sufren las mismas condiciones espantosas de las granjas de producción masiva que los que se crían para carne. Incluso los animales supuestamente “camperos” lo tienen mal… Las vacas indias son una gran fuente de cuero y se transportan por todo el país, a menudo en condiciones horrorosas, hasta países donde es legal sacrificarlas.
La producción de cuero tiene un gran coste medioambiental. Primero, la mayor parte proviene de vacas productoras de metano, un gran factor del cambio climático. Por otra parte, gran parte del cuero que se vende como italiano, proviene realmente de ranchos en la selva amazónica, que en muchos casos se han levantado en tierra despejada de manera ilegal. Por último, curtirlo es un proceso tóxico, tanto para las personas como para el medioambiente; por lo que se externaliza a países en vías de desarrollo, que pagan tal precio. Por ejemplo, el río Buriganga en Bangladesh, que fluye por una zona destinada en su mayor parte a la industria del cuero, ha sido declarado como “ecológicamente muerto” como resultado de la contaminación.