Peces

“Los peces están intrínsecamente ligados al agua y en el aire se ahogan, literalmente. No aceptaríamos matar a pollitos tirándolos a un tanque de agua esperando a que se ahogaran, así que, ¿por qué no nos oponemos a que los peces se ahoguen en las cubiertas de los arrastreros?” [i]

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La realidad de los peces

Peces de piscifactoría

Casi la mitad de los peces que se comen provienen de piscifactorías. En ellas se encierra a los peces en celdas pequeñas y antinaturales, donde la sobrepoblación causa que un tercio de ellos muera por enfermedades. En este ambiente tan estresante, muchos peces muerden las aletas, colas y ojos de otros. Este comportamiento tan anormal es consecuencia de su confinamiento sin fin. Philip Lymbery, Director Ejecutivo de la organización Compassion in World Farming, explica:

Los salmones que son de 75 cm de largo pueden llegar a vivir en un espacio de agua equivalente a una bañera. Confinados en espacios tan pequeños, estos nómades oceánicos nadan en un grupo, o banco, en círculos alrededor de la jaula, incesantemente; como los animales enjaulados en los zoológicos[ii]

Enfermedades y parásitos

En estas condiciones, las enfermedades se extienden rápidamente entre aquellos peces con un sistema inmunitario débil. Para controlar estas infecciones en los peces se utiliza una variedad de tratamientos químicos y antibióticos.

De manera similar, también se utilizan productos químicos para controlar los piojos marinos de los peces que se encuentran en condiciones de hacinamiento. Estos piojos pueden causar inflamaciones, hemorragias y dañar los órganos de los peces, hasta el punto de comérselos vivos. Los piojos de los salmones de piscifactoría se han expandido a poblaciones salvajes en partes del Atlántico Noreste; y además se ha comprobado que los pesticidas que se utilizan para controlar estos piojos en las piscifactorías son dañinos para las poblaciones oceánicas salvajes.

Transporte

Transportar a los peces es una experiencia muy estresante y dolorosa para ellos. Normalmente sufren heridas cuando los atrapan con bombas de vacío o redes; y traumas por los cambios bruscos de temperatura y presión del agua.

Es normal no dar de comer a los peces hasta por 48 horas antes de transportarlos. Esto ayuda a ralentizar su metabolismo y reducir la contaminación del agua dentro del transporte, producto de sus heces. Algunos peces, cuando se sabe que pueden sobrevivirlo, son transportados sin agua en absoluto.

¿Y los Peces salvajes?

Los peces capturados en su hábitat natural viven en libertad gran parte de su vida, pero sufren la misma crueldad que los de piscifactoría cuando los pescan y sacrifican.

La pesca con red puede capturar miles de peces a la vez. Los peces se cansan cuando tratan de escapar de la red. Cuando empiezan a recoger la red hacia la superficie, los peces del fondo son aplastados por el peso de los otros. Además, los abruptos cambios de presión también les provoca lo siguiente:

  • Sus vejigas natatorias se inflan demasiado
  • Su estómago e intestino pueden sobresalir por la boca o el ano
  • Sus ojos puedes desviarse y salirse de sus cuencas

Luego se lanzan a la cubierta, donde los que aún siguen vivos, aletearán mientras se asfixian; lo que puede durar varios minutos.

Sobreexplotación y destrucción de los hábitats

La pesca comercial a gran escala mata inmensas cantidades de peces y también destruye muchos hábitats oceánicos. La pesca de arrastre en el fondo del mar es equivalente con la deforestación en masa, tal como explica el investigador marino Brian Bett:

Imagina usar una flota de tractores para arrastrar 30 toneladas de material por una hilera de tierra de 150 m de ancho, casi todos los días del año. Arrasarías con el nuevo bosque en cuestión de meses, y, con el resto del paisaje no mucho más tarde. Eso es exactamente lo que estamos haciendo en el lecho marino alrededor del Reino Unido. Incluso peor, los barcos atraviesan zonas claves. No le damos al suelo marino la opción de recuperarse. Es trágico.

La sobreexplotación es un problema mundial muy importante, y supone una verdadera amenaza para cada vez más animales marinos, ecosistemas y nuestro medio ambiente. Un 75 % de las especies ictiológicas de Europa están clasificadas como “sobre explotadas” [iii] y un 70 % de todo el mundo están agotadas o completamente explotadas. [iv]

Captura incidental

La pesca también contempla la captura de otras especies marinas, a lo que la industria se refiere como “captura incidental” o “captura accesoria”. Se considera parte de la captura comercial que termina en las redes y que no forma parte de la especie objetivo. Esta incluye a otros peces, ballenas, delfines, marsopas y aves marinas. Cada año se desechan millones de toneladas de animales marinos como resultado de esta industria pesquera. Muchos se devuelven muertos al océano.

Sacrificio

Hay diferentes maneras para sacrificar a los peces, ya sea en las piscifactorías o en su ambiente natural:

  • Asfixia: se saca a los peces del agua hasta que sus branquias dejen de funcionar y se ahoguen hasta morir. A algunos peces, como la trucha, pueden demorarse hasta 10 minutos en morir de esta manera. [v]
  • Rasgarles los arcos branquiales para que el pez se desangre hasta morir.
  • Sacar al pez del agua con un anzuelo y luego introducir un pincho por su cerebro (normalmente se utiliza en atunes).
  • Decapitación.
  • Muchos peces se venden vivos y los mata el usuario (por ejemplo, un restaurante) o el consumidor.

Antes de matarlos, a veces se aturde a algunos peces utilizando alguno de los siguientes métodos:

  • Golpe en la cabeza
  • Aturdimiento eléctrico
  • Inmersión en agua fría
  • Gaseado con dióxido de carbono: se introduce al pez en agua saturada con dióxido de carbono. Este brusco cambio en su entorno irrita sus branquias. Los peces sufren varios minutos antes de quedarse inmóviles por el agotamiento y la falta de oxígeno. No se ha demostrado que los peces estén anestesiados en este punto; y no están inconscientes cuando se les cortan las branquias. [vi]

Inteligencia y caráter

Memoria

En diferentes estudios se ha demostrado que varias especies de peces tienen una memoria precisa que puede durar varios días, o incluso años, en el caso de los salmones migratorios [vii].

Algunos peces migran miles de kilómetros en el océano, y vuelven a desovar al lugar donde ellos mismos nacieron.

Los peces responden ante el estrés y las amenazas cambiando de color o alterando sus movimientos, como empezar a nadar más rápido, quedarse quietos o nadar a diferentes profundidades.

Se ha demostrado que algunos peces, en especial la trucha, muestran comportamientos de miedo y rechazo hacia objetos desconocidos; y se ha observado que se toman su tiempo antes de aproximarse, a veces evitándolos por completo [viii].

Consumo mundial

¿Cuánto pescado consumimos exactamente (ya sea directamente o como harina de pescado) al año? Al contrario de lo que ocurre con los animales terrestres, no existen datos. Un estudio pionero llamado Ocurren peores cosas en el mal: el bienestar de los peces salvajes capturados (Worse things happen at sea: the welfare of wild-caught fish) ha intentado poner números por primera vez a las grandes cantidades de animales acuáticos que consumimos. La autora, Alison Mood, usó los datos relacionados a las toneladas de especies capturados y las dividió entre el peso medio de cada especie; así estima que la captura mundial media de peces salvajes es de un billón (un millón de millones) (1 000 000 000 000) y que podría llegar hasta los 2,7 billones (2 700 000 000 000) [x] .

Esto sin tener en cuenta los peces que se capturan de manera ilegal o como pesca incidental. Esta cifra es impactante, sobre todo si la comparamos con la estimación de los 70 mil millones de animales terrestres que se sacrifican cada año para consumo humano.

los peces ¿sienten dolor?

A diferencia de otras especies, es común escuchar a algunas personas dudar sobre el sufrimiento de los peces. Sin embargo, hay mucha evidencia científica que muestra que los peces sufren. Primero, tienen receptores de dolor, lo que vuelve poco probable que no puedan sentir dolor. Además, sus cuerpos contienen químicos conocidos como encefalinas que median el dolor de la misma manera que lo hacen en vertebrados, como tú y yo.

La segunda forma en que los científicos determinan que una especie puede sentir dolor es observando si se comportan como si sintieran dolor. Se han realizado muchas investigaciones, muchas de ellas bastante desagradables (que no apoyamos pero que citamos para ilustrar el punto), que han descubierto que las especies acuáticas tienen aversión a las sustancias nocivas.

Los científicos también han descubierto que los cangrejos se cambian a otro escondite ante una descarga eléctrica leve. Y, como nosotros cuando nos golpeamos una extremidad y frotamos el área afectada, los langostinos frotan sus antenas cuando han sido pellizcadas con pinzas.

Dado que nadie sabe con certeza si alguien más que ellos mismos puede sentir dolor de la misma manera que lo hacen, los científicos confían en estos dos criterios para determinar si los peces pueden sentir dolor.

A pesar de esto, los peces de cultivo tienen muy poca protección legal y los peces capturados en la naturaleza no tienen ninguna. Miles de millones de estos seres sintientes son extraídos del agua donde sufren de asfixia, o son aplastados bajo toneladas de otros peces. Si se introdujeran normas de bienestar relacionadas con el tratamiento de los peces capturados en el mundo silvestre, el comercio se acabaría de la noche a la mañana porque no hay una forma “humana” de capturar y transportar esa cantidad de peces.

A los peces cultivados les va un poco mejor. Los camarones y langostinos, por ejemplo, son cegados de forma deliberada porque a muchas veces las hembras no pueden reproducirse en cautiverio, y cortarle los ojos provoca la maduración de sus ovarios. El removerle el tallo ocular, como se llama, ha sido catalogada como una práctica “cruel” y “traumática” por muchos científicos, pero no se detendrá: es una parte intrínseca de la cría de camarones y más de la mitad de los camarones que se consumen en el mundo se cultivan en estas “granjas”. 

Referencias (en inglés)

[i] Braithwaite, V., 2010. Do fish feel pain? Oxford: OUP

[ii] Lymbery, P., (sin fecha) In too deep: the welfare of intensively farmed fish.  [pdf] Disponible en: http://www.ciwf.org.uk/media/3818689/in-too-deep-summary.pdf [Consultado el 22 de septiembre de 2014].

[iii] Damanaki, M., 2011. ‘A fisheries policy for the future’, Joint Research Centre Newsletter, European Commission.

[iv] United Nations, 2006. Overfishing: A threat to marine biodiversity. [Online] Disponible en:http://www.un.org/events/tenstories/06/story.asp?storyID=800# [Consultado el 28 de mayo de 2014].

[v] Yue, S., 2008. ‘An HSUS report: The welfare of farmed fish at slaughter’ HSUS Reports: Farm Industry Impacts on Animals, paper 3.

[vi] Braithwaite, V., 2010.

[vii] Braithwaite, V., 2010.

[viii] Sneddon L.U. et al, 2003. Novel object test: examining nociception and fear in the rainbow trout. The Journal of Pain, 4(8), pp. 431-40.

[ix] Lymbery, P. (sin fecha)

[x] Mood, A.,  Slaughter of Farmed Fish , Disponible en: http://fishcount.org.uk/farmed-fish-welfare/farmed-fish-slaughter [Consultado el 6 de noviembre de 2014]

Fuente adicional (en inglés):

Compasión en la agricultura mundial, (fecha desconocida). Sobre peces [en línea] Disponible en: http://www.ciwf.org.uk/farm-animals/fish/ [Consultado el 20 de septiembre de 2014].

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